[Pere
Arola intercala en su narración, entre Mayo y Junio de 1931, un largo escrito que justifica la instauración
de la República: no es de su mano, quizás lo incluyó para resumir la historia
de España hasta el 14 de Abril, quizás compartiendo las tesis de ese documento, o quizás, por el contrario, sorprendido por la optimista ingenuidad
de su redactor al comparar sus palabras con aquéllos hechos de los que él era
testigo. En cualquier caso, incorporamos aquí ese escrito].
Luego volveremos a la narración original:
Luego volveremos a la narración original:
<< El día 14 de este mes quedó
proclamada la República en España. Convencidos los monárquicos de la inutilidad
de todo empeño para resistir la avalancha con que la opinión pública de les
manifestaba en contra, dejaron el paso franco y la salida del Rey para el
extranjero consolidó una transformación fundamental en la vida pública española
sin que se registrase violencia alguna y sobre todo, lo que más importa, es que
se hiciese sin tener que lamentar la efusión de sangre.
Pocos pueblos podrán ofrecer un tan alto
ejemplo de civilidad como el que acaba de dar España al imponerse un cambio tan
substancial en su organización política sin que haya habido otras
manifestaciones que las del júbilo popular y el entusiasmo por el advenimiento
del nuevo régimen.
Las elecciones municipales no fueron en
verdad un plebiscito pero fueron –como ha dicho con frase gráfica Alcalá
Zamora– un veredicto que el pueblo se manifestó dispuesto a ejecutar y que los
sentenciados aceptaron con absoluta sumisión al fallo que imponía la conciencia
nacional.
Como todas las revoluciones triunfantes,
como todos los cambios profundos que se operan en el régimen político de los
Estados, éste de ahora es el fruto de una larga gestación, de un dilatado
periodo de abusos y de desaciertos durante el cual el desgobierno con todas sus
consecuencias fue la característica obligada de todos cuantos rigieron los
destinos de la nación.
La reunión de Parlamentos infecundos que
se sucedían rápidamente para marcar sólo una peligrosa progresión en su
completa inutilidad. Los gobiernos
incapaces y faltos de autoridad, porqué la mayor parte de las veces los
integraban Ministros a los que el favoritismo y las camarillas más que su
preparación y prestigio llevaron a tan alto puesto. Los repetidos desastres de
Marruecos. Las dilapidaciones de la Hacienda Pública. El terrorismo libre y el
terrorismo organizado. El más completo relajamiento de la disciplina y el
menosprecio al principio de autoridad, sin cuyos resortes no cabe la
convivencia pacífica en una sociedad civilizada. He aquí brevemente el panorama
de la política española en lo que va de siglo.
Natural es que todo este cuadro de
desdichas, salpicado de vez en cuando por las estridencias de alguna infamia,
revolviese la conciencia nacional que en su desasosiego anhelaba un cambio
radical que abriese el camino para una mejor gobernación del Estado.
Capitanía General de Barcelona. |
La solución inmediata pareció ser la
Dictadura. Algunos países nos habían dado el ejemplo de buscar en un régimen de
poder excepcional el remedio contra la anarquía mansa o violenta que agitó a
los pueblos después de la guerra y, sin dar espera para que el tiempo
confirmase las esperanzas puestas por otros pueblos en el régimen dictatorial, nos lanzamos también aquí a practicar el
peligroso ensayo.
La Dictadura la impuso una nación que,
sintiéndose descentrada, buscaba ansiosamente, desesperadamente, el eje sobre
el cual ordenar los propios movimientos. La despedida que se hizo en Barcelona
a Primo de Rivera cuando fue llamado para tomar el poder fue símbolo de aquella
esperanza y confirma que fue culpa de muchos la instauración de la Dictadura.
Pero el Dictador no acertó en el
desempeño de su papel. En vez de restablecer las normas de autoridad y
austeridad que el público reclamaba se lanzó con desenfreno a la tarea de
desplazar aún más la vida pública española de su eje natural… >>
Continuamos ahora con el texto original de Pere:
El gobierno formado definitivamente (en
Madrid) es el siguiente:
Presidencia: Alcalá Zamora
Estado: Lerroux
Guerra: Azaña
Marina: Casares Quiroga
Gobernación: M. Maura
Instrucción: Marcelino Domingo
Justicia: F. de los Rios
Hacienda: Indalecio Prieto
Fomento: Albornoz
Comunicaciones: Martínez Barrios
Trabajo: Largo Caballero
Economía: Nicolau d’Olwer
Y el Gobierno de la República Catalana:
Presidencia: Francesc Macià
Política: Ventura Gassol
Instrucción: Rafael Campalans
Defensa: Juan Casanoves
Economía y trabajo: M. Serra y Moret
Obras Públicas: Vidal Rosell
Hacienda: Casimiro Giralt
Comunicaciones: Manuel Carrasco
El
15 de Abril, declarado Fiesta Nacional, se propone establecer la libertad de
cultos, la secularización de los cementerios y la separación de la Iglesia y el
Estado.
Francesc Macià |
En Barcelona paro de los tranvías y autobuses y de todo absolutamente; grandes manifestaciones republicanas, banderas, etc.
Gritos contra Cambó y a favor de Macià. Por la tarde, tiroteos: tres muertos.
Francesc Cambó |
El Rey dice que no ha abdicado ni firmado ningún documento (ha desembarcado en Marsella).
Lo
que preocupa más es el asunto de Cataluña pues Alcalá exige que desaparezca el
nombre de República Catalana y Macià no transige en nada y va acumulando
municiones en la Diputación. El día 16 el gobierno conferencia en Madrid con
Carrasco. Se habla de hacerlo todo en catalán. (Macià hace constar que proclamó
la República Catalana antes que la Española).
En Bilbao se proclama, el 16 por la
tarde, la vasca, pero el gobierno se opone. Manejos comunistas en Andalucía.
Sale de España mucha gente (la revolución se ha hecho con mucha serenidad y
tranquilidad)
El 17, a las 12 se reúne el consejo para
acordar lo de Cataluña; se arenga a Macià y a las 8 salen Marcelino Domingo,
Rios y Olwer para conferenciar con Macià, en avión. Por la mañana Macià deroga
los decretos que había dado y dice que cede en parte.
Después de las conferencias queda acordado sea “Gobierno de la Generalidad de Cataluña” (una especie de Mancomunidad) y Macià se va a dormir a su casa.
Después de las conferencias queda acordado sea “Gobierno de la Generalidad de Cataluña” (una especie de Mancomunidad) y Macià se va a dormir a su casa.
A primeros de la siguiente semana
Companys va a Madrid para dimitir pero le obligan a que siga y le dan toda la
autoridad de Gobernador.
El Domingo, 26, Alcalá Zamora viene a
Barcelona donde se le hace un gran recibimiento.
Sale el decreto que da la enseñanza primaria en catalán. Inícianse el miércoles algunas disensiones entre Barcelona y Madrid (se protesta de muchas trampas en la constitución de ayuntamientos). El 1º de Mayo, Fiesta Nacional. El jueves 30 de Abril, los sin trabajo asaltan la Boquería; el 1º de Mayo para absolutamente todo, cines teatros, bares, tabernas, todo: tranvías, metros. Hay mítines de los comunistas, bloque obrero y campesino, y C.N.T. Cargas en la plaza de Cataluña. A las 12, en la plaza de Sant Jaume se inicia un violento tiroteo que dura tres cuartos, contra la Generalidad, disparando en plaza San Miguel, plaza Regomir, calle San Honorato, etc. Un muerto y diez heridos; el tiroteo duró hasta que llegó la artillería (más de 1000 disparos)
La Generalitat saca un decreto para
crear una Diputación Provincial nombrada por los Ayuntamientos
El 1 de Mayo ocurren en Bilbao también graves incidentes a la salida de un mitin comunista resultando un muerto y numerosos heridos.
La Ley electoral que sale en la semana
del 3 al 10 de Mayo origina protestas de los monárquicos por ser un sistema por
mayorías y por provincias que dará con gran facilidad enorme mayoría al
gobierno; las disensiones entre el Gobierno Central y la Generalidad originan
viajes de Madrid a Barcelona; graves incidentes en El Ferrol y en Cartagena en
la Marina (insubordinación de tripulaciones). El Gobierno coloca a sus amigos
en todos los puestos.
El día 9 el Consejo Supremo de Justicia
Militar deja en libertad a Berenguer que estaba procesado desde el día 16 de
Abril; el 5 salen unas declaraciones del exRey en ABC en que este periódico se
declara monárquico. El 10, domingo, los monárquicos se reúnen por la mañana
para constituir el Centro Monárquico (Luca de Tena, etc.); dan gritos
subversivos y agreden a un chófer, entablándose un gran alboroto en el cual son
gravemente heridos algunos monárquicos y quemados sus autos. Los amotinados
intentan más tarde (tarde) asaltar ABC y son repelidos a tiros, resultando dos
muertos y muchos heridos; al anochecer más tiroteos y alborotos (un muerto y
varios heridos). Se grita contra el ministro Maura a quien los del Ateneo piden
la dimisión.
El 11 continúan los alborotos; a las 3
de la tarde se proclama el estado de guerra en Madrid. Al mediodía se inicia la
quema de conventos (sin que las autoridades pongan resistencia hasta el
atardecer). Diez conventos y una iglesia quemados (tres de los Jesuitas);
muchos millones de pérdidas. Salen las tropas. Durante la noche del 11 al 12 se
queman en Alicante 8 ó 9, en Málaga, 3 ó 4, en Granada, en Sevilla, Orihuela,
etc…, proclamándose el estado de guerra en esas ciudades. Del 12 al 13, en
Valencia, Córdoba, etc. Numerosas huelgas generales en todo el Sur y Este.
Total: 40 ó 50 incendiados.
En Barcelona se toman precauciones sin
que suceda nada durante el 11 y 12 y noche del 12 al 13, en la que la tropa
salió a la calle. Únicamente hubo tiroteos en el polvorín de Montjuich.
El Gobierno habla por radio el lunes por
la noche diciendo que se apoya en la Guardia Civil y que no la disolverá.
Durante los disturbios se dieron “mueras” a Berenguer. El Gobierno disuelve el
Consejo Supremo de Justicia Militar y detiene
a Berenguer; también a muchos monárquicos.
El 13, por la mañana en Barcelona se
evacúan numerosos conventos, lo que continúa durante la tarde. En los Jesuitas
se reunió mucha gente pero no pasó nada. El 14, día de la Ascensión, se hizo el
acto de la Congregación en el interior, cerradas las puertas de la iglesia: no
pasó nada. Se vio claramente que los incendios en tantas ciudades fueron hechos
con la tolerancia del Gobierno
Las Órdenes salieron de los conventos de
toda España (unos 100 conventos quemados, en total).
Hubo detención de numerosos monárquicos.
Se proclamó el estado de guerra en muchos sitios.
Los Jesuitas y todas las Órdenes vuelven
a sus conventos en Barcelona el 15 y 16; fuera de Cataluña, no. Dícese que los
Jesuitas se han ido todos. Hay rumores de expulsión de estos.
Se ve que en Valencia lo dirigían los
concejales republicanos. En estos sitios el Municipio se incauta de los
conventos. Se expulsa al Obispo de Vitoria y se encarcela a algunos sacerdotes
(por propaganda monárquica). Rumores y revueltas universitarias; en Valladolid
encierran a los catedráticos y es clausurada la Universidad y forzada.
Se dice, hay rumores, de que la declaración del estado de guerra fue
debida a presión de las Potencias.
El Ayuntamiento de Barcelona acuerda pedir la expulsión de los Jesuitas. Del 17 al 24 una gran protesta contra ello: se critica al Gobierno por ser más dictatorial que la Dictadura. La bolsa baja mucho. Decreto de libertad de cultos y supresión de la enseñanza religiosa. Alba y Álvarez entran en la República. Recogida de firmas para protestar contra el acuerdo del Ayuntamiento. Jesuitas sólo quedan en Barcelona. En el Sur aún continúa el estado de guerra.
El Ayuntamiento de Barcelona acuerda pedir la expulsión de los Jesuitas. Del 17 al 24 una gran protesta contra ello: se critica al Gobierno por ser más dictatorial que la Dictadura. La bolsa baja mucho. Decreto de libertad de cultos y supresión de la enseñanza religiosa. Alba y Álvarez entran en la República. Recogida de firmas para protestar contra el acuerdo del Ayuntamiento. Jesuitas sólo quedan en Barcelona. En el Sur aún continúa el estado de guerra.
Alba pasa a la derecha republicana.
Melquíades Álvarez hace el día 29 de Mayo un discurso en el que se declara
republicano de centroizquiera, pero no lo puede acabar.
Hay elecciones de 2º grado para la
Generalidad: 22, ERC; 2, VS; 2, Entesa republicana; 7, A.C.; 5, independientes, y un radical,
entre otros. Se protesta por la actuación de Esquerra. La Lliga i molts altres
partits s’abstenen.
El Papa no acepta al embajador Luis
Zulueta.
El 26 de Mayo se da un Decreto de
reorganización del ejército.
El día 26 de Mayo sale una nota de la
Sociedad de Estudios Morales y Económicos
(¿) indicando al Gobierno la conveniencia de no legislar por decreto y de
esperar a las Constituyentes para las reformas.
El 27, graves sucesos en San Sebastián:
6 muertos y 47 heridos, a consecuencia de una huelga.
En Barcelona los sindicatos se mueven
con violencia. Huelga grave en Suria.
El 27 regresa de Ginebra el Ministro de
Estado, Lerroux, que ha actuado allí en la A. de la Asociación de Naciones.
La bolsa baja muchísimo, y lo mismo la
moneda: la Libra a 53.
Días anteriores dióse el Decreto de
retiro con sueldo completo de todos los militares que lo deseen; hay ya más de
5.000; al mismo tiempo se ha hecho una
reorganización del ejército.
Aumentan las huelgas y conflictos
sociales. Huelga general en Gijón. Rumores de cambios ministeriales y de
Gobierno bajo el Sr. Lerroux.
La peseta baja mucho, llegando a
cotizarse la Libra a más de 62, el día 30. Después reacciona, hasta 50 por
Libra.